Aquí os dejo mi cuento-historia, sobre una niña de lo más normal, que se siente perfecta tal y cómo es y la intolerancia que le obliga a rendirse.
He querido "rizar el rizo", hablar de identidades y deseos y de cómo en algunos casos los estereotipos son impuestos y en otros casos son imposibles de alcanzar.
Hola, me llamo Álex y soy una niña normal de 7 años. Super-mega normal!
Tengo unos padres que me quieren mucho y un hermano, Juan de 10 años, que es un poco "pesadito", pero
que me chifla.
Como a cualquier niña, me gusta jugar con mis “pin y pons”,
hacer dibujos con purpurinas, y pintar mandalas de colores brillantes…y tengo
que reconocer que me chifla el color rosa, aunque es verdad, que ya no me gusta
tanto como antes, suerte para mi madre, que estaba cansada ya, de tanto rosa.
También, me gusta nadar y correr y soy bastante rápida. Me
gusta esforzarme por hacer las cosas bien y saco buenas notas, sobre todo en
sociales. Me encanta que me feliciten cuando he hecho algo bien, aunque a
veces, lo de recoger mi habitación, no es mi fuerte y me regañan por ello.
Mi hermano y yo jugamos mucho, básicamente a “legos” o “playmobils”,
pero la verdad es que a veces, prefiero jugar sola porque me invento historias
mucho más divertidas. A él le gustan mucho las máquinas y a mí, me gustan otras
cosas que están en mi imaginación.
Mi madre, me comprende muy bien, aunque hace un tiempo que la
veo triste, me quiere y me da muchos besos. Me compra, si le pido, una falda o
un vestido y me hace muy feliz.
Mi padre me adora y me lleva cada lunes y miércoles a la
piscina. Se queda en la grada y mira todos mis progresos. Me gusta mucho nadar,
aunque seguramente el año que viene, les pediré a mis padres que me cambien a natación
sincronizada. Me encanta ver a las niñas bailar dentro del agua, como si fueran
sirenas.
En el cole, me gusta vestir con chándal, porque el uniforme
es horroroso y además se meten conmigo y me dicen: “marica”, “niñata”…ellos
intentan insultarme, pero la verdad es que no me importa. Lo que sí que me
importa son las risas. Odio que se rían de mí. Ahora que he conseguido tener el
pelo largo, no me lo pienso cortar y me da igual lo que me diga la gente.
Menos mal que tengo a Rosita y Julia. Con ellas puedo ser quien
soy y no me siento mal. Nos reímos sin parar y todo es más fácil.
Lo peor es cuando llegan las dos de la tarde. No soy capaz
de aguantarme el pis y a veces me lo hago encima. Eso sí que me pone triste!: “Álex, aguántate!”,
pero no puedo más y se me escapa. Y lo haría mil veces. Yo no quiero entrar el
baño de los niños. No me da la gana! Me hace sentir aún peor! Esta sucio, es
asqueroso y hay niños!
Si yo soy una niña, porque tengo que usar el de los niños,
Si yo me llamo Álex, porque se empeñan en llamarme Alejandro.
Yo sé quién soy y pronto vosotrxs, lo sabréis también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario